Nuestra vida consiste en una serie de decisiones. Aunque algunas son de poca importancia, otras tienen gran significado y traen consecuencias de largo alcance.En cierto momento, cada uno de nosotros define su postura con respecto a tres asuntos fundamentales. Primero, decidimos el papel que Dios y la religión tendrán en nuestra vida. Segundo, escogemos la carrera o profesión con que nos ganaremos el sustento diario. Tercero, resolvemos si nos casaremos o no y quién será la persona con quien formaremos un hogar.
A medida que avanzamos en la vida, seguimos haciendo decisiones.
¿Dónde estudiaremos y qué título obtendremos? Al completar los estudios, ¿buscaremos empleo o trabajaremos de manera independiente? ¿En qué localidad nos radicaremos? ¿De qué manera emplearemos nuestras ganancias? Si nos casamos, ¿tendremos hijos o no? ¿Y cuántos?
A través de los siglos, los seres humanos han utilizado diversos métodos para tomar decisiones. Algunos buscan el consejo de amigos de experiencia o consejeros de confianza. Otros abren la Biblia al azar para encontrar un pasaje orientador o consultan a adivinos.
Como cristianos, queremos hacer la voluntad de Dios cada vez que nos encontramos frente a decisiones significativas. Cuando hablamos con el Señor en oración, a menudo repetimos las palabras del Padrenuestro, que incluye esta petición: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). ¿Qué nos enseña la Biblia acerca de la voluntad de Dios?
(HASI QUE CCADA UNO DE NOSOTROS COMO JOVENES DEBEMOS DE CONOSER SU VOLUNTAD POR QUE EL TIENE LA ULTIMA DESICION EL ES EL QUE NOS OTORGA LO QUE CADA UNO DESEAMOS PERO PRIMERO HAY QUE TENER UNA COMUNION CON DIOS PARA QUE EL NOS DIGA LO MEJOR DE NUESTRA VIDA )
No hay comentarios:
Publicar un comentario